Un sumiso había sido atraído por la belleza de las piernas largas desde que era joven, y su fascinación por el foot fetish solo había crecido con el tiempo. Cuando conoció a su Mistress, descubrió que ella compartía esa pasión y se convirtió en su sumiso devoto.
La Mistress se movió con gracia, su vestido ajustado resaltando cada curva de su cuerpo. Sumiso no podía apartar la mirada de sus piernas perfectamente esculpidas, envueltas en medias de seda que le hacían desear acariciarlas con devoción.
Con un gesto imperioso, la Mistress le ordenó a su sumiso que se acercara. Él obedeció de inmediato, sintiendo una mezcla de temor y excitación mientras se arrastraba hacia ella. Ella levantó un pie, exponiendo su arco delicado y sus dedos pintados con esmalte rojo.
Sumiso inhaló profundamente, el aroma de la piel y el perfume de su Mistress llenando sus sentidos. Con reverencia, comenzó a masajear sus pies, sintiendo la textura suave de su piel bajo sus manos.
La Mistress observaba con placer mientras sumiso adoraba sus pies, complaciéndola con cada caricia y beso. Su sumiso estaba completamente entregado a ella, rendido ante su dominio y encantado de servirla en cada capricho.
El tiempo parecía detenerse mientras disfrutaban de su intimidad, sumidos en un mundo donde solo existían ellos dos y su pasión compartida por el foot fetish. Para sumiso no había mayor felicidad que estar arrodillado ante su Mistress, adorando sus piernas largas con devoción absoluta.
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